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“Yo hago una frenada de confort tres o cuatro kilómetros antes de ese punto”

El segundo maquinista del convoy afirma que no advirtió fallos en el trayecto

Imagen del momento en el que se produjo el descarrilamiento.
Imagen del momento en el que se produjo el descarrilamiento.

Javier Illanes Álvarez, de 47 años, fue el maquinista de Renfe que el pasado día 24 condujo el tren Alvia desde Medina del Campo (Valladolid) hasta Ourense. En esta última ciudad dio el relevo a su compañero Francisco José Garzón, que llevó el convoy hasta Santiago de Compostela. Illanes declaró ante la policía que él hace habitualmente este último recorrido y que suele reducir la velocidad cuatro kilómetros antes de llegar al punto donde se produjo la catástrofe.

Illanes podía ser un testigo clave. Por eso la policía fue en su busca 24 horas después del accidente. No estaba en su casa de Betanzos. Su madre aseguró que ignoraba dónde estaba y que lo único que sabía es que se hallaba muy afectado psicológicamente.

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Finalmente, Ilanes compareció a las dos de la tarde del pasado 28 de julio. Empezó relatando que el 24 de julio empezó su jornada laboral a las cuatro de la tarde en Medina del Campo poniéndose a los mandos del Alvia, que procedía de Madrid. “Al llegar a Ourense, el convoy se separa en dos partes: una es conducido por otro maquinista hasta Pontevedra, y la otra es pilotada por Francisco José Garzón hasta Ferrol. Permanecí con Garzón en la cabina hasta que se produjo el desenganche y se comprobó que todo estaba bien”.

Al salir de Ourense, Illanes y Garzón lo hicieron juntos en la cabina del tren, hasta que en el cuadro de mandos apareció de repente un mensaje que indicaba que había que resetear el convertidor de aire acondicionado. “Abandoné la cabina y me fui a solucionar la avería y ya no volví a tener más contacto personal con Garzón”, explicó Illanes.

Poco después, Illanes manipuló el aparató y conversó por teléfono con el maquinista Garzón, quien le confirmó que la luz de alerta ya se había había apagado. Por eso, después se fue a la cafetería del convoy. Al darse cuenta de que estaban llegando a Santiago, regresó al lugar donde había reparado la avería y advirtió que de nuevo había saltado el interruptor. En ese preciso instante se produjo el descarrilamiento.

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Illanes aseguró que desde Medina del Campo a Ourense todo había discurrido con normalidad y que desde esta ciudad hasta que se produjo la catástrofe no notó ningún fallo técnico.

Preguntado por la policía acerca de las características del tramo donde ocurrió el accidente, declaró: “Es un tramo delicado porque hay que reducir mucho la velocidad del vehículo. Estás circulando a 200 kilómetros por hora y antes de llegar a un punto kilométrico determinado, que ahora mismo no podría decir cuál es, hay que ir reduciendo para pasar por ese punto a 80 por hora. Esto aparece indicado en el Libro Horario, que es un libro que hay que llevar en la cabina por normativa y que hay que estar viendo continuamente. Al ser un recorrido que hago con habitualidad, cuando veo que me acerco a ese punto, ya reduzco la velocidad de una forma más o menos mecánica e intuitiva”.

Illanes manifestó a los agentes: “Al tratarse de una reducción de velocidad tan importante, habitualmente intento hacer una frenada de confort, lo cual significa que unos tres o cuatro kilómetros antes de llegar a ese punto, ya comienzo a frenar de manera escalonada”.

El maquinista concluyó su declaración diciendo: “No tengo ni idea de por qué descarrió el tren. No me lo explico”.

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