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Aplazado el desalojo de una pareja con un bebé de 10 días en Sabadell

El matrimonio se acoge al Real Decreto aprobado en noviembre que impide el desahucio de familias con niños pequeños

Jose Ángel y Rosa, este jueves en el balcón de su domicilio
Jose Ángel y Rosa, este jueves en el balcón de su domicilioAlbert Garcia

Los problemas que ahogan a José Ángel y Rosa María han dado un pequeño respiro a la pareja este jueves. La familia, con una hija de cinco años con alergia alimentaria y un bebé de diez días con hidronefrosis (una afección renal), iba a ser desalojada hoy, pero la orden no se ha llevado a cabo. Es una alegría temporal, ya que un juez debe decidir su destino. La familia ocupa su antigua vivienda en la calle Florit del barrio de Can Puiggener de Sabadell, que abandonaron hace más de un año después de conseguir la dación en pago. El banco los había denunciado por ocupación ilegal y se había dictaminado la orden de desalojo para hoy. Pero la familia recurrió pidiendo al juez que se les incluyera en la moratoria que aprobada por el Gobierno para que no se desahuciara a ninguna familia con discapacitados o hijos pequeños. 

El matrimonio es un ejemplo de cómo la crisis se ha ensañado con los sectores de población más vulnerables: jóvenes y con trabajos no calificados. José Ángel del Río, de 31 años, trabajaba en la construcción (uno de los pocos objetos que adornan el comedor de su casa es un trofeo ganado en un concurso de albañiles hace cinco años) y Rosa María Navarrete, de 27 años, era cajera de supermercado. Justo antes del estallido de la crisis, en 2007, se compraron una casa en este barrio humilde de Sabadell por un precio de 240.000 euros. El BBVA le concedió una hipoteca a 40 años con una mensualidad de 1.200 euros.

El matrimonio es un ejemplo de cómo la crisis se ha ensañado con los sectores más vulnerables: jóvenes y con trabajos no calificados

Las cosas empezaron a ir mal para la pareja cuando en 2010 Rosa se quedó sin trabajo. Pocos meses después el paro también alcanzó a su marido. Los números empezaron a no cuadrar pronto: ingresaban 800 euros mensuales de la prestación de paro, muy por debajo de los 1.200 que debían pagar al banco. En 2011 dejaron de pagar la hipoteca y a finales de ese año acordaron la dación en pago con la entidad. Pero debían dejar la casa. “No concedemos alquileres sociales”, confirman fuentes del BBVA.

La pareja encontró un piso de alquiler de 20 metros cuadrados por 200 euros mensuales. “Pero ni eso no podíamos pagar. Entonces, ya se nos había acabado el paro, no ingresábamos nada”, explica José Ángel. El ayuntamiento les dio una ayuda de 400 euros. En febrero del año pasado, viendo que su antigua casa continuaba vacía, decidieron ocuparla. Desde entonces, sobreviven como pueden. “Hacemos trabajillos sueltos. Mi marido se dedica ahora a la chatarra. Unos días trae dinero, pero otros no. Hay días que nos da de comer la familia”, explica la madre. Desde hace dos meses también reciben ayuda del banco de alimentos local.

Rosa se queja de que, a pesar de su desesperada situación, la beca comedor de su hija le fue denegada el año pasado. La de este curso, asegura la pareja, también se la rechazaron. Una decisión que no entienden, así que en diciembre la volvieron a solicitar. Esta vez, sí se la han concedido. “Empezará a cobrarla en breve”, asegura una portavoz del Ayuntamiento de Sabadell. También han solicitado la renta mínima de inserción (RMI). “No la pedimos antes porque los servicios sociales del Ayuntamiento nos dijeron que estaban paralizadas”, lamenta Rosa. Desde el Consistorio aseguran que están buscando “alternativas de vivienda” para la familia.

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“Hacemos trabajillos sueltos. Mi marido se dedica ahora a la chatarra. Unos días trae dinero, pero otros no", dice Rosa

La burocracia quiso que hoy la pareja no fuera desalojada de la casa, aunque la pesadilla todavía no se ha acabado para la familia. “Os llegará un nuevo aviso seguro que en pocos días”, les alertaba Elvi, miembro de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Sabadell. Pese a tener la espada de Damocles encima, José Ángel prefirió disfrutar de esta inesperada buena noticia. “Desde hace dos semanas no conseguimos conciliar el sueño. Hoy estoy feliz y vamos a seguir peleando para parar el desahucio”, comenta emocionado agradeciendo su apoyo a la PAH.

Medio centenar de miembros de esta entidad esperaban a la puerta del domicilio esta mañana para dar su apoyo a la familia. La portavoz de la PAH en la ciudad explica que hasta ahora el número de desahucios ha sido reducido en comparación con otras ciudades del mismo tamaño, pero afirma que en los últimos tres meses han notado un repunte y han tenido conocimiento de una decena de órdenes de desocupación.

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