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Los empresarios fuerzan a Mas a bajar el tono soberanista

El presidente pide a las compañías que “desdramaticen” el debate Rubalcaba dice que las “tensiones territoriales retrasan la salida de la crisis”

El presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales (d), y el presidente de la Generalitat, Artur Mas (i), han intervenido hoy en Barcelona en la inauguración del XV Congreso del Instituto de la Empresa Familiar.
El presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales (d), y el presidente de la Generalitat, Artur Mas (i), han intervenido hoy en Barcelona en la inauguración del XV Congreso del Instituto de la Empresa Familiar.TONI GARRIGA (EFE)

Artur Mas suele asegurar que las reticencias de los empresarios a su proyecto soberanista son poco menos que un mito sin fundamento. El líder de Convergència i Unió ha exhibido durante las últimas semanas todo tipo de datos y encuestas para asegurar que los empresarios catalanes no temen las consecuencias de dotar a Cataluña de un Estado propio y que incluso saldrían ganando con este. Pero una cosa es defenderlo frente a la patronal de la pequeña y mediana empresa, en la órbita de CiU, y otra ante las grandes corporaciones. Ayer, en plena campaña electoral, el presidente catalán tuvo que defender su proyecto precisamente en un foro poco proclive a sus tesis: el XV Congreso del Instituto de la Empresa Familiar, una institución de carácter nacional pero nacida en Cataluña con empresas como Acciona, Puig, Planeta, Mercadona, Cobega, Agrolimen, Nutrexpa, Esteve o Husa.

En las últimas semanas, la entidad presidida por José Manuel Entrecanales ha debatido internamente si debía pronunciarse abiertamente contra la ofensiva soberanista y reivindicar la unidad de mercado en España. La declaración pública finalmente no se ha producido, al menos en forma de manifiesto, pero ayer el presidente de la Asociación Catalana de la Empresa Familiar, Jaime Grego, advirtió de la “preocupación añadida” que supone para las empresas “complejo momento social y político”. “Creo que es la combinación de ambas cosas lo que más preocupa. Solo la crisis o sólo el debate soberanista preocuparía menos, pero las dos combinadas preocupan”, aseguró a Efe. También en la inauguración del foro, el presidente de PricewaterhouseCoopers en España, Carlos Mas, advirtió de que para salir de la crisis se requiere un “respeto y una voluntad política compartida” que ahora no existe en España. “La división y la crispación no ayuda”, remachó.

Ante un auditorio con cerca de 500 empresarios, Mas optó por no incendiar los ánimos y pronunció un discurso de bajo tono en el que no dudó en referirse a España como “nuestro país” y en dejar claro que pase lo que pase no habrá trabas a la actividad económica. Solo pidió a los empresarios que “desdramaticen” lo que ocurre en Cataluña y se preparen para una Europa “con más Estados que tendrán menos poder”. Para calmar el temor al fin de la unidad de mercado, Mas mostró su convencimiento de que no habrá “aranceles, aduanas y fronteras” y que se mantendrá la libertad de movimiento de “capitales, mercancías y personas”. “Cuando se asiste al debate de España y Reino Unido se olvida que nuestro desafío es el proyecto europeo, que debe ser un proyecto federal con un poder político central importante. El número de estados es lo de menos”, aseguró. En el mismo foro de empresarios, que al mediodía almorzaron en el palacio de Pedralbes con el Príncipe de Asturias, intervino el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien advirtió de que las “tensiones territoriales retrasan la salida de la crisis”. El líder del PSOE cuestionó que en un momento en que faltan inversores extranjeros se apueste por la ruptura. Explicó así, qué es lo que en su opinión piensan estos inversores sobre la situación de España: “Si además de la deuda que tenéis ahora resulta que no sabéis quiénes sois, ni adónde vais, si no os importa os aclaráis y, después, si queréis venís a por inversiones”.

En el turno de preguntas, los empresarios pidieron a Rubalcaba un gran acuerdo de Estado con el Gobierno, como los Pactos de la Moncloa de 1977. Rubalcaba coincidió en que estos son necesarios para dar “una imagen de fortaleza a España”, pero aseguró que la actitud del Gobierno y esas “tensiones territoriales” dificultan alcanzar un pacto de ese tipo.

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