La fiscalidad de las rentas más altas centra el conflicto entre PSE y PNV

Es posible comparar las actitudes, pero no hay manera de hacerlo con las magnitudes. El Gobierno, sin competencias para modificar los impuestos, y el lehendakari, Patxi López, en su condición de candidato a la reelección, están haciendo propuestas concretas para cambiar la tributación por el IRPF y el Impuesto de Sociedades. Mientras, el PNV y el PP que sí las tienen en las Diputaciones que gobiernan —Bizkaia y Álava, respectivamente— evitan a toda costa descender al detalle.

El enfrentamiento entre los partidos, sobre todo el PSE y el PNV, en torno a una eventual reforma tributaria ha vuelto al primer plano con la vista puesta en las elecciones del 21-O, pero esta vez gira en especial sobre la fiscalidad de las rentas altas. La propuesta del lehendakari de subir al 60% el tipo de gravamen en el IRPF para las rentas superiores a los 120.000 euros anuales y otras más genéricas, como modificar el Impuesto de Patrimonio por un gravamen a las grandes fortunas, o modificar sustancialmente el Impuesto de Sociedades para que las empresas paguen por sus beneficios reales, no serán aplicadas por el PNV, pese a que ahora, después de tres años negándola, abandera una reforma tributaria.

Aunque el PNV y el PP huyen de precisar las medidas tributarias concretas que abanderan, ninguna pasa por ese duro ajuste a las rentas altas. Los contribuyentes que ganasen más de 120.000 euros anuales pasarían de tributar al actual 45% en Bizkaia y Álava —el 49% en Gipuzkoa— al 60%, un porcentaje “inasumible”, coinciden fuentes peneuvistas y populares.

De hecho, PNV y PP pactaron en Bizkaia y Álava la misma minirreforma fiscal en 2010, marcando distancias con Gipuzkoa, que, con Bildu al frente y tras pactar con el PSE, abordó una reforma más ambiciosa sobre las rentas más elevadas.

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, adelantó el 22 de agosto que su partido iba a liderar una reforma fiscal para mejorar la suficiencia económica y financiera de Euskadi y el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, explicitó algunos de sus posibles puntos el pasado miércoles en el pleno de política general del territorio.

Bilbao acusa a López de sacar el debate “para no hablar de lo que le compete”

Ante la posibilidad de recuperar el Gobierno, en un escenario de nuevo ajuste del déficit del 1,5% de este año al 0,75% autorizado para 2013 y con la recaudación cayendo, el PNV ha asumido que no le queda otro remedio que tocar los ingresos. Llevaba tres años negando esa posibilidad. Ahora la abandera, pero sin precisar, por ahora, cómo.

López lo recordó ayer en Radio Vitoria y argumentó que el PNV y el PP, “como siempre”, harán una reforma como la que ha hecho Mariano Rajoy en el resto de España “para que paguen más los que ya pagan”, y no para “que paguen más los que más cobran”.

Bilbao le replicó en otra entrevista radiofónica que ha abierto interesadamente el debate tributario “para no hablar de otras cosas que competen al Gobierno”. “Hablar [el Gobierno] de lo que voy a subir o voy a bajar, cuando ni puedes subir ni puedes bajar porque no eres competente para tratar esas materias, son botes de humo para evitar hablar de la responsabilidad que tiene este Gobierno y que va a tener el siguiente”, sostuvo el diputado general en Onda Vasca.

Sin embargo, Bilbao, que sí es competente para hacerlo, evitó precisar cuáles serán las medidas de la reforma tributaria que adelantó el miércoles. En su discurso ante los junteros vizcaínos se limitó a pinceladas genéricas. “Vamos a ampliar la tarifa del IRPF incorporando nuevos tramos a tipos más altos”, “vamos a simplificar el IRPF” o “deben adoptarse medidas en relación a la determinación de la base imponible del Impuesto de Sociedades”, y “revisar el régimen en materia de gastos no deducibles”, así como “limitar los incentivos fiscales”.

El lehendakari anunció que, en lo que respecta al Impuesto de Sociedades, el programa socialista incluye reducir el gravamen que pagan las pymes al 18%, pero aumentando tres puntos —del 28% al 31%— el de las empresas que no reinviertan en la compañía parte de sus beneficios.