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De cómo Dionisio Ridruejo cruzó el Rubicón en Cataluña

El Ateneo recuerda la conferencia que pronunció el político, ensayista y poeta en Barcelona en 1955

Dionisio Ridruejo, segundo por la izquierda, y el general Yagüe, en la plaza de Catalunya en 1939.
Dionisio Ridruejo, segundo por la izquierda, y el general Yagüe, en la plaza de Catalunya en 1939.

El 12 de abril de 1955 fue una fecha clave para Dionisio Ridruejo. Aquel día, el brillante ideólogo falangista del primer momento, que había entrado con las tropas franquistas en Barcelona, aunque no consiguió que los militares repartieran sus octavillas en catalán; el combatiente de la División Azul; el hombre que se había dado de baja en Falange cuando podía haber tenido lo que hubiera deseado, cruzó su Rubicón. Lo hizo en una conferencia “tan larga como desnuda” que pronunció en el Ateneo de Barcelona, que entonces presidía el que luego sería ministro sin cartera Pedro Gual Villalbí —ausente en aquella ocasión—, que supuso su ruptura definitiva con el régimen que había ayudado a fundar y que le situó de forma irreversible en la senda que le convertiría en un protohéroe de la democracia, en el referente de la superación de las dos Españas.

Ahora se cumple un siglo del nacimiento de este intelectual, ensayista y poeta, y su memoria, por un tiempo perdida, está siendo recuperada a través de una serie de actos en distintos lugares de España. Y ayer le tocó el turno a Barcelona, y por extensión, a Cataluña, una ciudad y un país que desempeñaron un papel decisivo en su vida, en todos los sentidos: por su matrimonio con Gloria de Ros; por su relación con Josep Pla (tradujo el Quadern gris), Eugeni d’Ors, Martí de Riquer y los fundadores de la revista Destino, y por su destierro en Alella.

En el mismo Ateneo, aunque no en el mismo espacio, ahora ocupado por la biblioteca, uno de sus principales biógrafos, el catedrático Jordi Gracia; un viejo amigo, el editor Rafael Borràs, y el escritor y profesor Carlos Rojas participaron en una mesa redonda que, bajo el título Ridruejo: de fascista a demócrata autodidacta, sirvió para descubrir algunas facetas de la vida de este hombre que muestran que ser fiel a uno mismo y atenerse a las consecuencias es el buen camino para entender los tiempos que a cada uno le toca vivir.

Aunque en versión muy resumida, la proyección del documental Dionisio Ridruejo: la forja de un demócrata, realizado por Jorge Martínez Reverte en 2005, sentó perfectamente las bases del acto: En el filme, dos de sus grandes interlocutores en la década de 1950, Javier Pradera y Jorge Semprún, ahora ya fallecidos, explicaban sus encuentros y su relación con Ridruejo. Un exfascista y dos comunistas todavía estalinistas establecían ya entonces una relación superadora de la Guerra Civil, como se encargó de señalar Jordi Gracia.

Rojas, por su parte, recordó al Ridruejo amante de la poesía y sus conversaciones sobre Quevedo, Bécquer y Alberti. Borràs, que solo tenía 19 años cuando hizo de taquígrafo en aquella conferencia y que acabó editando Casi unas memorias en 1976, quiso dejar sentada la integridad moral del personaje y el ejemplo de que siempre es posible cambiar y reflexionar.

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